domingo, 20 de noviembre de 2011

QUERERSE A UNO MISMO





Sentir que no se esta solo en la vida, que eres importante para alguien, que la vida sin ti no seria lo mismo porque formas parte de esa cadena humana que nos conecta a todos, y que en ella siempre hay alguien  dispuesto a ofrecerte su mano... esa es la riqueza más grande del mundo
No importa como te llames, ni donde estés, porque siempre hay alguien con quien compartir un trozo del camino, con el que poder conversar, sonreir, admirar la grandeza del universo, escuchar, bailar, llorar... alguien a quien amar.
Si crees que estas solo,es porque nos has salido a la calle y has mirado bien a tu alrededor, no has confiado en la gente, y tal vez, solo tal vez, has sentido miedo a ser rechazado.

Cuando somos capaces de querer a los demás a corazón abierto, sin esperar nada más a cambio que la dulce sonrisa en su rostro, o el calor de un abrazo, es porque hemos aprendido a querernos a nosotros mismos.

El que se quiere a sí mismo ha pasado por la experiencia de aceptarse tal y como es, con sus virtudes y con sus defectos, y es capaz de aceptar las virtudes y los defectos de los demás.
El cariño no es sólo un sentimiento de apego hacía el otro que necesita ser correspondido, el cariño, el amor es un sentimiento de respeto y de aceptación hacia uno mismo primero y después hacia los demás.

Cuando nos sentimos a gusto con nosotros mismos, nuestras emociones son hermosas, positivas, elevadas, y nos acompaña un sentimiento de felicidad que hace posible que nos mostremos hacía los demás con una postura abierta, flexible, alegre y la bondad y la tolerancia afloran hacía el exterior porque son cualidades que hemos desarrollado dentro, en nuestro interior.

El que no se acepta a sí mismo, se siente inseguro y busca en el otro el valor y la fortaleza que a él le falta.
Lo más probable es que a menudo sienta que los demás le están fallando porque no encuentra en ellos la libertad de poder ser uno mismo ya que su felicidad  depende del otro.

La felicidad es responsabilidad de cada persona. Se halla en el interior de cada ser humano como una fuente inagotable que mana del corazón y pretender que los demás nos hagan felices es pretender que sean nuestros esclavos, ya que no siempre van a satisfacer nuestros deseos.
Podemos compartir la felicidad que llevamos dentro, regalar alegría, disfrutar con los demás intercambiando momentos bellos y hermosos, pero no podemos pedirles que nos hagan felices porque seria como pedirles que nos entregaran su vida.

La felicidad y el amor no se exige, ni se compra ni se vende, la felicidad y el amor se regalan y solo el que la busca y la encuentra dentro de sí mismo es capaz de  darla.


1 comentario:

  1. Emocionalmente hablando, solo podemos compartir con los demás aquello que primero hemos cultivado en nuestro corazón. Si no aprendemos a ser felices de forma autónoma e independiente, es imposible que podamos ser cómplices de la felicidad de las personas que nos rodean. No en vano, al vivir tiranizados por nuestras carencias, nos relacionamos desde la escasez, pendientes de que los demás nos den eso que no hemos sabido darnos. Por el contrario, al conectar con nuestra fuente interna de bienestar y dicha, entramos en la vida de los demás desde la abundancia, ofreciéndoles lo mejor de nosotros sin necesitar ni esperar nada a cambio.

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