sábado, 26 de noviembre de 2011

SUPERAR EL MIEDO A VOLAR CON FLORES DE BACH

El miedo a volar o a viajar en avión es uno de los miedos más extendidos entre la población.
Aunque muchas personas se enfrentan cada día a el, por las ventajas que les reporta, lo cierto es que la mayoría consigue llegar a puerto sin contratiempos gracias al uso de tranquilizantes.
Muchos se pasan el viaje durmiendo o sedados para evitar la incómoda sensación de impotencia y miedo, que puede llegar a provocar la tan temida situación de crisis de ansiedad o pérdida de control emocional.




Pero vamos a analizar un poco más ¿qué es el miedo?
Según la Wikipedia :

"El miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable ante algo que nos asusta o creemos que nos puede hacer daño. Es provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado.  Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales, como en el ser humano. La máxima expresión del miedo es el terror. Además el miedo esta relacionado con la ansiedad"


Que es un sentimiento intenso, todos los que hemos pasado por esa situación lo sabemos. y decir que es desagradable, es quedarse corto a mi entender ya que la experiencia es de total angustia y sufrimiento.

Ahora bien, analicemos mejor lo de  " provocado por la percepción de un peligro ".
El miedo es una respuesta natural, del organismo ante situaciones de riesgo o que  atentan contra la seguridad y la vida, así como contra la paz y el equilibrio emocional y del espíritu.
Como respuesta natural, es por tanto positivo y hasta deseable, ya que gracias a el podemos evitar sufrir consecuencias dolorosas o graves. Es el arma de la precaución
Es una respuesta de adaptativa ,  de supervivencia, que nos permite actuar con rapidez y eficiencia ante situaciones adversas. Va acompañada de reacciones a nivel fisiológico como una subida de los niveles de adrenalina entre otras, pero la responsable de controlar estas situaciones de riesgo es la amígdala cerebral.. Cuando esta amígdala se activa puede desencadenar la sensación de angustia y ansiedad así como respuestas de huida, enfrentamiento o paralización.
Aunque hay muchas teorías sobre el miedo, casi todas coinciden en los puntos básicos y lo que esta claro es que el miedo comporta una situación de verdadero estrés para el organismo.

Esta claro que volar en un avión es una situación que comporta un riesgo y una amenaza real contra la vida, igual que viajar en coche, en tren o incluso caminar por la calle.
Lo que hace que el avión despierte un miedo más acentuado es la circunstancia de que uno no se puede bajar cuando lo desee ni nadie va a detener el aparato y aterrizar, en el caso de que el miedo se nos vaya de las manos. Esa sensación de impotencia de no poder huir hace que el miedo a volar sea más complicado a la hora de enfrentarnos a el.
Por lo tanto quedan pocos recursos. Tranquilizarnos y relajarnos es la única solución, ya que la razón no puede desmentir el riesgo al que nos exponemos, aunque si que puede ayudarnos a valorar que el riesgo no es tan grande ni tan grave como para alertar a todo nuestro sistema de defensa físico y emocional.

Vivir ya es un riesgo, trabajar, salir a la calle, cruzar por un paso de peatones, habitar en un piso a cierta altura, etc... no hay situación en sí misma que no comporte un riesgo por mínimo que sea.
Lo único que estamos haciendo es anticipar una situación de amenaza que todavía no ha aparecido y que es posible que jamás ocurra.
Debemos reservar nuestras fuerzas y mantener nuestro sistema de defensas intacto hasta que realmente sea necesario hacer uso de ellas. Es más práctico y más inteligente ya que si no estaremos agotando a nuestro organismo y estaremos sufriendo las consecuencias

El miedo surge por tanto, a consecuencia de un conjunto de miedos añadidos sumados a un pensamiento de tinte catastrófico y negativo.

Para enfrentarnos a él debemos adaptarnos a la situación manteniendo la mente y el espíritu en calma y aumentando el nivel de confianza en nosotros mismos y en las circunstancias que nos rodean. Nuestro pensamiento debe contener ideas positivas y nuestro ánimo ha de ser favorable a la aparición de dichos pensamientos.
Concentrarse en el objetivo final, si es un viaje, el placer de visitar un lugar nuevo, si vamos a visitar a alguien, la alegría del encuentro... Pensar en las cosas a favor que seguro superan los contras.

Disponemos de un abanico amplio de flores de Bach que pueden cubrir los distintos estados de ánimo a los que nos vamos a ver expuestos.
Yo he elegido una formula como ejemplo que puede resultar útil, si la persona se encuentra en los estados aquí descritos:

- 4 gotas de remedio Rescate: Para cubrir el estado de emergencia y de desesperación.
- 2 gotas de Mimulus: para el miedo especifico a volar, y para el nerviosismo
- 2 gotas de Walnut: para la adaptación a la situación
- 2 gotas de Gentian: para mantener el ánimo positivo y no ceder ante el primer contratiempo
- 2 gotas de Agrimony para la inquietud, la excitación, la ansiedad y el deseo de huir
- 2 gotas de Centaury: Para la debilidad, la falta de voluntad.

Trabajar con esta mezcla unas semanas o días antes de tomar el avión.
Llevar la mezcla durante el viaje.
En el momento de realizar el trayecto se pueden tomar las gotas cada 10 minutos si es preciso, hasta que desaparezca la ansiedad.