lunes, 3 de marzo de 2014

Olvidé tu nombre





No puedo pronunciar tu nombre, ese nombre que me hace estremecer por dentro y se cuela entre las costillas de mi pecho como una espada que atraviesa mis sentimientos.
Un nombre que llevo callando hace tanto tiempo que a veces ni me acuerdo, se me hace un nudo del color del cielo gris nublado cuando pienso en las estrellas de tus ojos o el suave aroma intenso de tus besos. Se me escapa un suspiro a cada instante que te pienso, que te sueño, sin atreverme a nombrarte.
Tu nombre no encaja junto al mio. Por eso, tengo en venta mis sentimientos, y mi corazón gastado, como un reloj antiguo, ya no da las horas porque se pararon las agujas en aquel minuto de aquel mágico beso, que me robaste por casualidad. Y las alas de la mariposa que voló hasta tocar la luna se cerraron cuando nos dijimos aquel adíos sin palabras y ya no te volví a ver nunca más.
Y desde entonces mis labios ya no besan, y mis brazos no encuentran el calor de tus abrazos en ningún cuerpo por mucho que los busque. Mi mirada se perdió  en el océano de tus ojos y ya no logro encontrar esa chispa en ningunos otros. Me abandonó la magia, que se quedó en aquella orilla de la playa, cuando tú y yo cogidas de la mano dejábamos que la luz de las estrellas bañaran nuestros desnudos pies descalzos que iban dejando grabadas en la arena las huellas de nuestro amor.
Por eso ya no puedo pronunciar más tú nombre, porque si no es junto al mio ya no me apetece, y los recuerdos me hacen daño porque las huellas de esos pasos en la arena las engulló el mar, y nuestro amor se hundió como el Titánic, pero entre las costillas de mi pecho cada vez que suspiro por tí corren rios de sangre que se convierten en la tinta roja con la que escribo ahora un te quiero olvidado que tús oídos jamás volverán a escuchar, ni mis labios podran saborear.

Marian Marín.

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