domingo, 10 de febrero de 2013

FLORES DE BACH. La luz que nunca se apaga



Edward Bach, el fundador de la terapia floral, cuando todavía no había descubierto el sistema de curación que lo haría famoso, tuvo un incidente grave que estuvo a punto de costarle la vida. Debido a su dedicación y a su incansable esfuerzo por estudiar a los pacientes del hospital donde trabajaba, en su búsqueda de una medicina más humana que tuviera en cuenta las necesidades emocionales de las personas sufrientes y que no solo tuviera en cuenta los síntomas físicos para la elección del tratamiento, tuvo una hemorragia intestinal grave que lo dejo sin conocimiento. Fue operado de urgencia y aunque logró superar el trance de la operación, los médicos le dieron solo tres meses de vida ya que el pronóstico era muy grave.

Ante este panorama tan desalentador que le impedía seguir con el desarrollo de su trabajo, en su búsqueda por una medicina más natural y menos agresiva, decidió, después de permanecer tres semanas en cama, que dedicaría todo su esfuerzo y el tiempo que le quedaban a concluir con el objetivo de su trabajo, aunque no tuviera tiempo de acabarlo. Se levantó de la cama, estando aún débil y se puso a trabajar en su laboratorio del hospital de Londres donde realizaba y llevaba a cabo diariamente sus investigaciones como especialista en bacteriología y patología. Tanto era su afán por cumplir con su misión que el pensaba que había venido a cumplir en la vida, que no descansaba ni de  noche ni idea, por lo que la luz de su pequeño laboratorio permanecía siempre encendida. Los  compañeros del hospital bromeaban diciendo que era luz que nunca se apaga.

Más tarde Bach se dio cuenta de que iba sintiéndose cada día más fuerte y que la enfermedad remitía hasta tal punto que pasaron más de tres meses y el se encontraba perfectamente ante la sorpresa de médicos y amigos que conocían su estado grave de salud.
De esta experiencia el Dr. Bach concluyo que el tener una ilusión, una pasión y un objetivo claro en la vida que haga feliz a una persona es lo que la mantiene con vida pudiendo restablecer la salud a las personas que padecen una enfermedad por grave que esta sea.

Y es que la luz que nunca se apaga es esa luz que cada persona lleva dentro y que ilumina sus pasos hacia el camino de la felicidad, hacia la realización de los sueños, y mientras esa luz siga encendida los sueños permanecerán intactos y por tanto la vida se abrirá camino a pesar de todos los obstáculos con los que se vaya encontrando.

Bach vivió 20 años más después de que le diagnosticarán su fatal enfermedad, y vivió el tiempo   suficiente que le permitió concluir con su único y más ansiado objetivo que es el que le mantuvo con  vida, encontrar los 38 remedios que componen su particular sistema de curación que llamamos Las  Flores de Bach y que permiten que una persona que las toma mantenga esa luz encendida y que nunca se apague en su interior.

 Marian Marín

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