lunes, 17 de septiembre de 2012

TOD@S A LEER: COMO NO SER UNA DRAMA MAMA

Leer es uno de mis pasatiempos favoritos. Los libros me ayudan a viajar a lugares insospechados, a conocer gente maravillosa, a percibir tanto el encanto y la magia de la vida como a conocer el lado oscuro también  pero sin el riesgo de sufrir consecuencias por el camino. Gracias a ellos soy capaz de sentir emociones distintas como la alegría y la tristeza, la bondad, el orgullo, la compasión, la frustración, la esperanza... me ayudan a reconocerlas en mi vida y me dan pistas para poder gestionarlas cuando aparecen. Con los libros me enamoro, sufro, me desespero, sueño, viajo,aprendo...  Creo que a los que gustáis de sumergiros en las paginas de un buen libro como yo, os suena todo esto y a los que no o los recomiendo.
En esta espacio nuevo  voy a ir presentando algunos de los libros que me han aportado cosas maravillosas y me han proporcionado ratos de deleite y de placer.
Espero que os guste. Os invito a compartir vuestras bibliotecas y que aporteís nuevas sugerencias y opiniones.
Saludos

Empiezo con un ejemplar que he leído este verano y que me paso una amiga para que me partiera de la risa mientras hacia una pausa entre libro y libro, a modo de pasatiempo.
Esta muy bien, os lo recomiendo porque creo que tod@s vais a sentiros identificados en algún momento con algunas de las experiencias que la autora relata, y aparte de que vais a reíros un montón, os hará recordar aquellos tiempos en los que jugando a  crecer, nuestras madres se desesperaban con nuestras travesuras y soltaban esa retahíla de frases aprendidas que inevitablemente van transmitiéndose  de generación en generación.
Como dice Amaya, la autora,  tod@s decimos de pequeños o mas grandecitos, la frase de "Esto yo nunca se lo diré a mis hij@s" pero la cruda realidad es que antes o después se lo decimos a  nuestros hij@s y  cuando nos damos cuenta de que así es no podemos dejar de sorprendernos y llevarnos las manos a la cabeza.





Con un lenguaje sencillo, cercano, ameno... Amaya nos describe ese sinfín de  situaciones conocidas que nos obligan a mirar hacia el pasado y a ponernos esa caracola marina en el oído con la que escuchábamos inocentes el sonido de las olas del mar...

¿Quien no ha escuchado, más de una vez,  esa voz aterradora materna, que venia de la cocina, mientras discutíamos enajenados con un herma@ en el comedor o en el cuarto, o simplemente nos negabamos a obedecer una de las sencillas ordenes que se nos daba... diciendo: " Como vaya yo ahí..."?
Yo creo que unas 300 veces al día...  Hoy soy yo la que la digo, y como los tiempos evolucionan, suelo añadir que lo voy a grabar para no tener que repetirlo porque me agoto de decir siempre lo mismo... jajaja. Hay cosas que nunca cambian y no cambiaran jamas. :)

Es un libro divertido, tierno, plagado de nostalgia e inocencia divina. Si sabes leer entre lineas muy, pero que muy, enriquecedor.
Yo lo he leído en voz alta con mis hijas, mi marido, sobrinos, mi madre y amigos... y las aportaciones de todos lo han hecho todavía mas divertido y hasta terapéutico.

Leyendo sola me reía, pero en compañía, aun mas.
Las aportaciones de los presentes eran múltiples y variadas  y las carcajadas alucinantes..
Lo bueno es que no hay que seguir la historia lineal, porque cada capitulo hace referencia a una historia diferente, en la que se analiza una de las mágicas frases que tenían nuestros progenitores.

" Cuento tres: Una... Dos... Dos y medio... Dos y medio y un cuarto y... " Jeje, había quien esperaba al tres para salir pitando... ¿y tu, hasta cuando esperabas?

Espero que os guste.
Marian.


1 comentario:

  1. qué interesante esta reseña Marian, todo el mundo a desdramatizar que no es para tanto :)

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